domenica 25 gennaio 2015

Mi Visión Crítica del Futuro Probable en Venezuela

Luego de un largo viaje por Europa, regreso a mi país Venezuela, para llenarme del calor que se llama familia. Encontrarme con mis amistades de la infancia, ir a los sitios donde crecí; llenarme de la belleza que se encuentra en mi ciudad. Sin embargo, el futuro sin duda, es intrigante. Para quienes como yo, les apasiona la tecnología, la innovación, construir, transformar o mejorar un dispositivo electrónico, necesitamos rodearnos de los conocimientos y, especialmente, de las herramientas y materiales que permitan desarrollar esa curiosidad tecnológica que se lleva dentro. Encuentro fascinante las universidades como “Lisandro Alvarado” ó “Fermín Toro” por capacitar altamente profesionales brillantes y nutridos para resolver cualquier situación tecnológica que se presente, pero, tristemente según un estudio realizado en el 2008 por la Universidad de Vanderbilt (ubicada en Estados Unidos) el 47% de los estudiantes Venezolanos planean irse del país al graduarse; en busca de mejores oportunidades de empleo o simplemente por el hecho, de poder estar en el centro de los grandes avances tecnológicos. Venezuela ofrece a muy altos costos este acceso a tecnologías de primera; para quienes inician un proyecto necesitan financiación o apoyo gubernamental, el cual, puede ser limitante para la creatividad del desarrollador. Existen eventos donde se exponen las ideas tecnológicas, clubs donde se pueden intercambiar ideas y establecer contactos profesionales, los cuales sin la debida apertura necesaria para que estos eventos puedan darse a nivel internacional; seguiremos apostando a la emigración de los talentos Venezolanos. Compañías como Siragon, ya abrieron su horizonte al aliarse con compañías extranjeras, dando un claro ejemplo, que el país forma profesionales de calidad; que si tuviesen un mejor apoyo económico, no tuvieran que abandonar el país y convertirnos sólo en consumidores y no desarrolladores de tecnología competente a nivel mundial.
Enorgullece el proyecto piloto de la planta óptica, porque su apuesta es la independencia tecnológica para complementar todas las áreas que intervienen en la calidad de vida del Venezolano (salud, educación, economía) sin embargo, sin un acceso amplio a dólares para importar materia prima para desarrollar los microscopios y telescopios, este proyecto lamentablemente permanecerá en piloto. Es probable, que sin una reforma educativa que apueste a la tecnología bien utilizada, con propósitos de crear conocimientos (y no copiárselos), sin una reforma económica que permita a inversionistas establecer sus negocios para ampliar el mercado; peor aún, sin una mejora en la seguridad social; el futuro del país seguirá emigrando al extranjero.